Y es que Fez se divide en dos, la parte nueva que nada tiene que envidiar a una ciudad de Europa y la parte de la Medina, más cerrada y más típica que entre sus miles de calles perderse es lo normal.
Dentro de la Medina, existe la posibilidad de hospedarse y yo, lo recomiendo. Hay Rihats bastante económicos, muy limpios y cuidados que te permitirán vivir tu estancia en Fez mucho más intensamente que si te hospedas en uno de los lujosos hoteles de la ciudad moderna. Una vez asentado, lo ideal es contratar un guía para no perderse por las calles de la Medina y que te muestre las Mezquitas, las plazas, los lugares donde elaboraban la tela y un sinfín de actividades artesanales que podrás ver cómo se realizan.
Respecto a la comida, puedes comer en los restaurantes situados en la entrada de la Medina, platos típicos como el cuscus o el kebab. Otra opción es comprar en los puestos callejeros las tortas de pan típicas o los pasteles de miel.